pero entramos gritando las desesperaciones
en otoño
en invierno...
El cuarto de atrás se llena de recriminaciones
sin fundamentos
solo por el placer de discutir.
Mientras,
todos sentados a la mesa
engullen el vino
que remoja sus pecados
que no se lavan en nuestra casa.
Y tu silueta de espalda
figura encaramada en bestiales mentiras de porcelana
que se quiebran en la biblioteca
de mis peores sueños.
La soledad cerrara tu puerta por dentro,
ya veras
y padecerán los ángeles caídos de tu corte
enfermos de vergüenza.
Sin mas justificación que el fracaso por delante y por detras.
Por mi lado caminare tranquila
tal vez callada.
Sin mas que decir: -hasta nunca-.
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