Las lozas lucen su brillo
desconcertadas.
-Nunca tanto brillo fue tan en vano-
Reluce por la mañana y rechina por la noche.
Han pasado por aquí sin saludar
desmintiendolo todo.
La convivencia, los brindis y los viajes.
En un minuto el aire detuvo su compuesto de oxigeno e hidrógeno
y el olvido estancado se apresuro
sobre los rostro antiguos.
Ciencia de la ausencia.
Entonces todo se detuvo
la vida, las plantas, la rotación y la traslación.
Nos quedamos sentados
boquiabiertos del último suspiro
desvelados
discontinuos
un abandono como previo al fin del mundo.
Los campos en cementerios riegan el pavor.
Todo el oro contenido estancado,
como lozas quebradas en la arena.
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