Una chaqueta abotonada estilo marinero, simple objeto. Y La epifanía de la semana
Mirabas la mar con las manos en los bolsillos
Ella bailaba con el otro tipo y sonreía
Cuando llegues a tierra iras a saludarla
Ella estará esperando que la extrañes.
Tus zapatos gastados afirman cada paso que das sobre la cubierta,
pero de que te sirven tan pesados zapatos cuando nadas en altamar.
Si no te hundes esta noche, será la próxima
Los marinos tienen una mujer en cada puerto
Los músicos también,
en cada nota.
Pero eso no hace que ella deje de bailar
Estrena zapatos nuevos cada noche en la pista
Y esconde las penas tras los sorbos de tu ron
Esto de ser así tan complaciente,
entregada en cada paso de baile,
sintiéndose negada, al obligarse a ignorar.
Mientras él, distante y solitario,
Solo la observa oscuro entre la multitud
Esperando ser rechazado, para al fin tener el coraje,
de hacerla suya.
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