“...Y se repetían mil veces esas palabras en mi cabeza fea fea fea, tan fea.
Mi pelo se encrespaba tanto, que los rulos se enrollaban en mi cabeza y se pegaban en el cuero cabelludo y yo los tocaba, y se derretían en mis manos como grasa de auto.
Lo unico que pensaba era que se iba a ensuciar mi delantal,
que me despedirian por ello del hospital
Entre mas me miraba el mio, sucio,
los de las demas se volvian mas blancos,
casi cegandome.
Pero luego descubria tranquila que yo no soy enfermera,
yo soy una paciente
la mas antigua de todas.
Entonces me siento con la cabeza pelada y sucia a fumar un cigarro.
Me apoyo en la cerámicas aunque esten heladas a ver si me baja la temperatura del cuerpo
asi no me da tanto frio
y no voy a tener que usar esos gorros de lana ridículos...”
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