Me imbuí en el sabor dulce de las palabra escritas
y luego cantadas.
Como el humo que entra y sale de mí
cuando fumo.
Excepto que soy pulmones, y no humo.
A ratos desee ser parte de las oraciones
y de la música
Dejar el cuerpo oyente, frío.
A intervalos
ignorando el túnel entre orejas
por el que resonaban los pasos
de cien hombres marchando
Ilusa creí
Los cielos se abren cada tres minutos para dar vida
así como tambien para matar.
Y yo que estaba sentada, preferí callar
cruzada de piernas, cabizbaja
hasta que todos se fueron a acostar.
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