Botaba las cosas a mi alcance de puro exceso
de energía,
por querer ocuparlas,
alcanzarlas.
Volteaba los copas con los restos de vino,
soplaba las cenizas con la furia de mi vestido.
Tropezaba con la escoba junto a la pala,
mientras mi chaleco se atascaba en la manilla de la puerta.
Entre el desastre que debía componer y el que causaba,
me situaba automática.
Deshaciendo y remendando.
Encendida, luego apagada.
Un poco disfuncional.
Y no paraba, aunque la fiesta hubiera acabado temprano.
La mano en el bolsillo y un agujero
puedo sentir una parte de mi muslo
que no podría tocar en la calle
sino fuera por el pantalón.
De esta manera se siente diferente
como una realidad aumentada.
Cada poro, cada vello.
Las pequeñas cosas de una vida simple,
sentir o hiper sentir.
Lo minúsculo del todo.
Un grillo, de noche entre los árboles,
el viento en los dedos del pie
la punta de la lengua sobre la grieta del colmillo.
Una cosa blanda; mi cuerpo.
Mi pecho se siente presionado de modo tal que lloro,
pero no es un eufemismo frente a la sensación de atrapamiento.
Está siento apretado por una maquina que realiza mamografías.
y lo aprieta de modo tal, uno a la vez
que se vuelve duro.
La dureza es el limite de su materia,
lo que supone blando el dolor.
-No-
Ni siquiera me lo advirtió.
Aquella mujer, no me dijo que podía doler.
Solo dispuso mis presas en función correcta del procedimiento.
Porque es lo que soy,
un procedimiento.
Uno más en su día.
Y ella se dedica a los procedimientos, asi como yo a los vestidos.
Asi que no mide su fuerza, ni la de la maquina.
¿Será que siente sus propios latidos,
que escucha su respiración?
Soy que no debe llorar
porque blanda es la persona que llora.
De nuevo quiero partir este texto con No.
Cada vez que empiezo, es un No lo lo que aparece,
lo que quiero decir.
¿Significa que estoy en negación?
o estoy respondiendo negativas.
Es bueno conocer este adverbio. No?
y saber decirlo cuando corresponde
¿Qué acaso no lo he dicho suficiente?
No no NO No no NO No no NO No no NO No no NO No no NO No no NO No no NO
voy a aprovechar de decirlo harto para que se me quite
porque la rigidez duele.
Creo que he dicho muchos No en mi vida, pero al mismo tiempo
tengo la sensación que no han sido suficientes.
Me arrepiento y no me arrepiento
de sentir ambas opciones.
Sin mayusculas.
Pensaba que mis labios eran más carnosos,
los veo en el espejo y los encuentro finos, pequeños y medidos.
Solía pintarlos de rojo vivo,
o en toda la variedad de labiales rojos que tuve.
Magentas, burdeos, escarlata, granate, carmesí.
Sentía que era una provocación unos labios redondos y carnosos
pintados de rojo porque si,
a medio día en el transporte público.
Era una ciudad apagada.
y yo una mujer mundana muy despierta
que no necesariamente buscaba sexo.
Me gustaba esa parte de mí.
Mis labios y esa supuesta osadía.
Me cuesta reconocer la idea de esa imagen que siempre he tenido de mí,
con mi cara actual.
No encuentro los labios y desconozco la osadía.
Sigo siendo reconociblemente yo, me reconozco verificando las coordenadas.
Mi cara es la de siempre,
con las variedades de la edad.
Alguien del pasado me diría, estás igual
y probablemente lo estoy. Pero es extraño, mirarme hoy y desconocerme,
sabiendo que me he estado mirando
en el espejo a diario.
