Friday, August 07, 2020

 

Pensaba que mis labios eran más carnosos, 

los veo en el espejo y los encuentro finos, pequeños y medidos.

Solía pintarlos de rojo vivo, 

o en toda la variedad de labiales rojos que tuve. 

Magentas, burdeos, escarlata, granate, carmesí. 

Sentía que era una provocación unos labios redondos y carnosos 

pintados de rojo porque si,

a medio día en el transporte público.  

Era una ciudad apagada.  

y yo una mujer mundana muy despierta

que no necesariamente  buscaba sexo. 

  

Me gustaba esa parte de mí. 

Mis labios y esa supuesta osadía.

Me cuesta reconocer la idea de esa imagen que siempre he tenido de mí, 

con mi cara actual.

 

No encuentro los labios y desconozco la osadía.

Sigo siendo reconociblemente yo, me reconozco verificando las coordenadas. 

Mi cara es la de siempre, 

con las variedades de la edad. 

 

Alguien del pasado me diría, estás igual 

y probablemente lo estoy. Pero es extraño, mirarme hoy y desconocerme, 

 sabiendo que me he estado mirando en el espejo a diario.


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